Entorno familiar

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Asesoramiento para familias en situaciones de estrés por crianza y convivencia.

Sólo por el hecho de convivir experimentamos tensiones y estrés ante las demandas y expectativas que tenemos los unos de los otros. Aquí encontrarás algunos ejemplos.

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Convivencia con la pareja

Conociste a tu pareja: te gustó y tras un tiempo el sentimiento creció tanto como para decidir compartir juntos algo más profundo: una vida en común. Probablemente en algún momento hablasteis de si tener o no hijos, de cuántos serían, a quién se parecerían…. ¿Recuerdas si en esas conversaciones se planteó qué tipo de educación queríais darles? Seguro que coincidisteis plenamente en que lo más importante era que vuestros hijos fueran felices. La sorpresa llegó cuando al poner en marcha este gran ideal, vuestra manera de hacerlo y vuestro sentido de la felicidad no coincidían del todo.

Es muy común que surjan conflictos en la pareja que tienen que ver con cómo se educa a los hijos. En estos casos, un buen asesoramiento os puede ayudar a comunicaros, consensuar objetivos y adquirir recursos para que esta noble tarea de hacer que vuestros hijos encuentren la felicidad no se convierta en un problema que erosione vuestra convivencia y vuestra relación de pareja.

Con los hijos

Le quiero muchísimo, pero a veces no le soporto”. Ya conoces el dicho: “en todas las casas cuecen habas….” ¿Acaso quererse no es suficiente para mantener una buena convivencia? Está claro que hace falta algo más. Convivir requiere de mucha paciencia, de aceptar que las otras personas hacen, sienten y necesitan cosas diferentes a cómo yo lo hago, cómo yo siento y lo que yo necesito. Además de los problemas que surgen por el mero hecho de convivir, con los hijos hay que ir resolviendo los diferentes problemas según la edad que tengan. Cuando son pequeños, su energía nos desborda, requieren mucha atención por nuestra parte, tenemos que ceder nuestros tiempos y espacios y construir tiempos y espacios comunes. Cuando crecen, su criterio propio se abre camino para expresar quienes son y cómo quieren vivir su vida, entrando en conflicto con el resto de la familia.

Requiere mucho espacio enumerar todos los posibles conflictos que surgen con los hijos. Te invito a que exploremos esos conflictos de convivencia y encontremos canales de comunicación para abordarlos desde la generosidad, desde el amor y el respeto.

Entre los hijos

Lo mismo se pasan media tarde discutiendo y pegándose por cualquier cosa, que me sorprenden compartiendo juegos y riéndose a carcajadas”. “Yo sé que se quieren mucho, pero a veces parece que se odien y no se aguanten”. “No sé cómo resolver los conflictos que tienen. Se pasan el día riñendo por todo”.

Estas son algunas de las experiencias que escucho de muchas madres y padres acerca de la relación que mantienen sus hijos e hijas. Que se lleven bien, que no discutan tanto, que se quieran y se cuiden mutuamente, está en el deseo de todos los padres y madres. Lógico, ¿verdad?

Los conflictos entre hermanos y hermanas son tan inevitables como cualquier otro conflicto. Las disputas surgen por muchos y variados motivos. ¿Qué puedes hacer en estas situaciones? ¿Qué valores quieres transmitirles y cómo hacerlo? Cuéntame tu caso y exploramos estas preguntas. Encontrarás la forma de que en la convivencia entre hermanos fluya hacia el cariño, el respeto mutuo y una sana forma de resolver sus conflictos.

Con la familia extensa

Más allá de las personas que convivís en casa se encuentran –no muy lejos- los abuelos y abuelas, tíos, primas… Somos una sociedad que nos gusta compartir tiempo en todo tipo de actividades y celebraciones. Parece inevitable que en estos grandes momentos pasen cosas con los niños y todos los adultos presentes tengamos una opinión y una “solución mágica”. La intención es buena: queremos ayudar a educar. La tribu educa. Pero ¿Cuántas veces te has sentido ignorada o ignorado en tu criterio sobre cómo quieres educar a tus hijos e hijas? Temas como los regalos, la celebración de cumpleaños, la alimentación, etc., son sometidos a juicios por la familia extensa, incluso por las amistades.

A veces parece que remas contracorriente: mientras que has logrado que tu hijo ¡por fin! Acepte merendar fruta, llega su abuelo con un bollo de mantequilla a media tarde ¿qué hacer?

Hay fórmulas para lidiar con estas relaciones, mantener tus criterios y no herir al resto de la familia, a la que también necesitas, para que formen parte de la vida de tu hijo y les enriquezcan con sus conocimientos y su amor.

Si te encuentras en esa etapa de la vida en la que criar y educar absorbe todas tus energías es fácil que también experimentes estrés. Aquí describo algunas de las situaciones más habituales, pero no están todas.

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Bullying o Acoso escolar

Si eres madre o padre de una niña o un niño mayor de 8 ó 10 años, puede que hayas escuchado algún caso de abuso de un niño/a o varios hacia otro/a en el colegio. Tal vez tu hijo/a sea víctima, tal vez sea quien ha provocado el daño o el que ha sido testigo/espectador y no ha sabido qué hacer. 

¿Y dónde os encontráis los padres ante estas situaciones? ¿Cómo debes y puedes actuar para que no exista acoso escolar? ¿Qué hacer si sucede para que termine lo antes posible y para reparar el daño?

El acoso escolar es un drama, una forma de violencia que como sociedad necesitamos resolver aunando todos los esfuerzos. Como madre, como padre, es necesario que sepas qué hacer, cómo hacerlo y cuándo. ¿Nos ponemos manos a la obra?

Fracaso escolar

¿Has sentido alguna vez que tu hijo no lo va a lograr, que “los estudios” no son lo suyo? El tan temido fracaso escolar está detrás de prácticamente todas las decisiones que los padres toman cada día en cuanto a las rutinas alrededor de las tareas escolares, las actividades extraescolares e incluso, las actividades del fin de semana en familia. Preocupa, y mucho, que se queden “atrás”, que no lleguen a cumplir los objetivos marcados para su edad y que la final, dejen de estudiar demasiado pronto. Esto suele provocar mucho estrés y mucha angustia en toda la familia, ya que los padres queréis lo mejor para vuestros hijos.

En el caso de que no estemos ante algún tipo de dificultad de aprendizaje o discapacidad diagnosticada, será necesario tomar un poco de distancia y contemplar la situación con perspectiva, analizar aspectos como los hábitos, las rutinas, las normas, los valores que estamos transmitiendo, las expectativas de los adultos, los métodos que estamos utilizando, etc. para reconducir lo que sea necesario tomando nuevas decisiones que ayuden a los hijos e hijas a alcanzar sus metas.

Hábitos

El día a día está repleto de pequeñas rutinas: la de la mañana, la de la comida, la de la noche… Nos ayudan, nos hacen la vida más fácil, economizan esfuerzos. Y una rutina es un hábito, un conjunto de pequeñas acciones que se repiten igual cada vez que se realizan.

Como madres y padres nos corresponde ayudar a nuestros hijos para que integren estas pequeñas rutinas. Esto os hace la vida más fácil a vosotros y les proporciona a ellos también otros beneficios como la sensación de seguridad. Pero no siempre coincidís en cómo hacerlo, ni con vuestra pareja, ni con vuestros niños ¿verdad?: La mañana puede –y se suele- convertir en un pequeño caos desde que nos levantamos hasta que les dejamos en el colegio (por poner un ejemplo).

Te puedo ayudar a consensuar en pareja qué hábitos, rutinas queréis para la familia, qué estrategias utilizar para hacerlo y cómo reconducir algunos hábitos mal adquiridos. Esto también tiene solución.

Educación emocional

Ya sabemos lo importantes que son las emociones. Están en el origen de todas y cada una de nuestras decisiones. Sean estas conscientes o no, cada vez le damos mayor relevancia a que los niños y niñas reciban una buena educación emocional. La gran cuestión es: las personas adultas que han de proporcionársela  ¿hemos sido y estamos siendo educados emocionalmente?

Las cosas están cambiando y ya se están haciendo grandes esfuerzos por saber quiénes somos, cómo nos sentimos, expresar nuestras necesidades y emociones sin herir, desde la responsabilidad y no sucumbir a las emociones destructivas. Es cuestión de tiempo. Una tarea que nos va a llevar el resto de nuestra vida y que poco a poco va dando frutos. Mientras tú te educas y aprendes quién eres, tus hijos lo hacen contigo. Ellos son el espejo en el que os reflejáis. 

Te invito a recorrer este proceso de autoconocimiento emocional.

 

Tanto si te has identificado con los escenarios anteriores como si tu problema familiar es otro, ponte en contacto conmigo:

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Carmen Santamaría

Psicopedagoga – Estrés y ansiedad familiar, convivencia, Mindfulness